Educación financiera

¿Qué es un crédito refaccionario?

Llega un momento en el que toda compañía necesita realizar una importante inversión, bien para poner en marcha el negocio, bien para renovar maquinaria, utensilios o instalaciones que ayuden a mejorar la productividad de la misma o aumentar el capital. En estos casos es muy común solicitar a una entidad financiera un créd...

30 de septiembre de 2022 · Tiempo de lectura 4 min

Llega un momento en el que toda compañía necesita realizar una importante inversión, bien para poner en marcha el negocio, bien para renovar maquinaria, utensilios o instalaciones que ayuden a mejorar la productividad de la misma o aumentar el capital. En estos casos es muy común solicitar a una entidad financiera un crédito refaccionario.

Lo primero que hay que aclarar es que refaccionario viene de refacción, que significa reparación. Así, un crédito refaccionario es un tipo de préstamo que se emplea para la construcción, reparación o conservación de un inmueble. Generalmente, suele ir destinado a los sectores ganadero, agrícola e industrial.

En el sentido más estricto del término, un préstamo de estas características es el que se concede para la realización de una obra, ya sea de construcción, reparación o conservación de un inmueble. Asimismo, en un sentido más amplio, también se denominan refaccionario a los préstamos que provienen del importe de los materiales que vayamos a usar en una obra, de la cantidad adeudada por dichas obras o de conceptos similares.

Es decir, si solicitas un crédito de estas características, tendrás que destinar el importe recibido íntegramente a la compra o rehabilitación del lugar de trabajo, el material que necesites para desarrollar tu actividad o todos aquellos productos que estén estrechamente relacionados con la realización de los trabajos de la compañía.

Características del crédito refaccionario

Los créditos refaccionarios tienen dos características fundamentales. Por un lado, debemos especificar para qué vamos a utilizar el dinero, es decir, debemos demostrar a la entidad cuál es el propósito del préstamo y qué finalidad se le va a dar a ese dinero, para lo que tendremos que presentar un detallado plan de inversión. Por otro lado, el producto de la inversión del préstamo funciona como garantía del mismo. Por lo tanto, el bien que sea modificado o adquirido funcionará como aval del préstamo.

¿Qué papel juega el acreedor refaccionario?

En los casos en los que el crédito refaccionario se otorga para llevar a cabo la rehabilitación o la nueva construcción de un inmueble, el acreedor refaccionario (aquel que nos ha concedido el dinero para llevar a cabo la obra) tiene un derecho preferente para satisfacer el crédito derivado de los gastos y honorarios devengados.

Así pues, siguiendo la doctrina establecida por el Tribunal Supremo, el crédito refaccionario es aquel que se solicita para construir o reparar algo, beneficiando no solamente al propietario, sino también a otros acreedores o interesados en ello. Concretamente, al acreedor que haya ejecutado la propia obra del edificio o suministrado elementos integrados de forma fija en el inmueble en cuestión.

¿Quién puede solicitar este tipo de crédito?

Como veíamos en líneas anteriores, este tipo de crédito suele emplearse en la construcción o en sectores como el ganadero, agrícola o industrial.

Lo puede solicitar cualquier empresa que tiene deudas por concepto de gastos de explotación, compras de bienes inmuebles o maquinaria, pero siempre que estos gastos no superen el año de antigüedad. Por ejemplo, podemos solicitarlo para pagar los gastos de la compra de bienes adquiridos en los últimos seis meses. También pueden beneficiarse de este tipo de financiación empresas con responsabilidades fiscales.

Plazos y cuotas de los créditos refaccionarios

Los créditos refaccionarios se suelen establecer a medio o largo plazo para la adquisición o el fortalecimiento de activos fijos del negocio, como aperos, instrumentos, útiles de labranza, abonos, tierras, ganado o animales de cría. Debido a que esto requiere grandes cantidades de dinero para invertir, generalmente la empresa necesita un período de tiempo considerable para poder obtener beneficios de la maquinaria, inmuebles o mejoras hechas. Así, normalmente la entidad financiera otorga hasta el 70 % de la inversión y el plan de pagos se establece de acuerdo a la capacidad de pago que tenga la empresa, hasta un plazo máximo de siete años, incluyendo el período de gracia.

Así pues, en caso de que necesitemos una inversión más directa con plazos más flexibles, es preferible optar por los créditos personales o los préstamos rápidos, como la línea de crédito de Creditea, que nos permite realizar una inversión inmediata y establecer plazos de devolución más acordes a nuestras necesidades. Este medio de financiación es el más adecuado en aquellos casos en los que necesitamos actuar una pequeña inversión para mejorar el desempeño de la compañía: adquirir equipos informáticos, cambiar a unas oficinas con mayor capacidad o mejor comunicación o invertir en una campaña de publicidad. En el caso del crédito refaccionario, se quedaría más limitado al sector industrial o agroalimentario, tanto por las cantidades de efectivo manejadas como por las características de la propia operación.